Date: 20 abril 2020

Porqué no es recomendable hacer exámenes online (Spoiler: el alumno te la va a intentar colar)

https://www.eldiario.es/tecnologia/Estudiantes-deciden-comparten-Tik-Tok_0_1016998560.html

Photomat, una de las aplicaciones difundidas por los estudiantes, consigue realizar fórmulas matemáticas tras escanearlas.

Desde el inicio de la crisis del coronavirus y el confinamiento, los centros educativos han tenido que idear la forma de mantener la actividad en la medida de lo posible hasta terminar el curso. Eso incluye un contacto regular con los estudiantes, deberes y exámenes a través de internet, con herramientas oficiales o improvisadas.Mientras el profesorado se esfuerza en intentar continuar con sus labores docentes a distancia y se van imponiendo distintos sistemas y plataformas, muchas familias comienzan a levantar la voz sobre la mirada adultocéntrica de toda esta crisis y la falta de consideración de niños y niñas como sujetos de derecho. O como ilustraba de forma muy directa y prosaica Isaac Rosa: “El mundo se derrumba, pero que los chavales no pierdan clase“.El modelo educativo en España gira tradicionalmente alrededor de la presencia del alumno en el aula y el salto abrupto a este modelo educativo online, aunque sea temporalmente, nos pone ante el espejo de lo que puede estar por venir en el futuro de la educación.Y pocos reflejos son tan claros como los que se ven en estos vídeos:

Este y otros vídeos han estado circulando estos días por WhatsApp. En uno de ellos (retirado por la persona que originalmente lo subió), se explica cómo copiar los deberes usando smodin.me, una web que reescribe el contenido en un orden diferente a partir de un texto original. Otro de los vídeos, ahora en privado, sugería en un minuto otras 5 aplicaciones útiles: Resumidor LK (para resumir textos automáticamente), Photomath (que escanea operaciones matemáticas y te las resuelve paso a paso), Socratic (de Google, que responde a las preguntas que le hagas), Recursos1clic (tiene soluciones de la mayoría de problemas incluidos en los libros de texto), Sintaxis.org (que analiza frases sintácticamente) y Didacterion (análisis sintáctico del latín).Obviamente, muchos de estos son recursos conocidos y a mano de una simple búsqueda en Google. El fenómeno no es exclusivo de España. En China, al inicio de la pandemia, miles de niñas y niños confinados por el coronavirus sabotearon la aplicación que distribuía los deberes en casa a través de miles de comentarios negativos deliberados sobre la app DingTalk, relegándola a quedar fuera de la App Store. Es evidente que en un entorno digital es mucho más fácil trolear al sistema. Y esto genera una disfunción de autoridad en el profesorado.”Habrá profesores y compañeros que se enfaden cuando vean este tipo de prácticas, se sentirán burlados y desautorizados. De hecho, son conversaciones que están teniendo mucho, porque se está pensando en estos procesos sin tener en cuenta el medio”, comenta Clara Boj, artista, docente en la Facultad de Bellas Artes de la Universitat de Valencia y co-directora del Programa Experimental de Mediación y Educación a través del Arte. Para Boj, la clave está en que esta no es una situación elegida: “La diferencia fundamental que yo creo que hay con las enseñanzas online es que éstas son elegidas. Hay una actitud de los estudiantes hacia ella, un posicionamiento, un deseo de desarrollar un aprendizaje”. Aunque deja claro que hay algo creativo en estas prácticas: “Este hackeo al rol docente hace visible ese debate que debería haber tenido lugar mucho antes sobre metodologías, sobre formas de aprendizaje, sobre el currículum e incluso sobre lo que se aprende, por qué y en qué momento”.¿Se puede considerar esta burla del sistema como una forma de aprendizaje en sí misma? “A mí me parece que si planteas un examen con preguntas verdaderas o falsas, tienes que asumir que algunos chavales van a averiguar cómo resolverlo por otro camino; es, en cierto modo, una audacia por parte de ellos y un aprendizaje. Se trata de una comunidad de aprendizaje, es decir, un grupo que comparte horizontalmente unos conocimientos tecnológicos para resolver un problema, en este caso, ver las respuestas del examen”, comenta Fran MM Cabeza de Vaca (profesor durante 18 años de secundaria en institutos públicos y actualmente responsable del proyecto comunitario del Departamento de Educación del Museo Reina Sofía).En esta misma línea, Boj añade que así se aprende en internet: “Esto pone el acento en otras maneras de aprender. Los estudiantes que han llegado ahí, a esa manera de tergiversar el sistema para ahorrarse unos aprendizajes, han demostrado a la manera en la que se aprende en internet: se cogen cosas, se recopilan, se copian, se pegan… Y en ese proceso también hay aprendizaje”.

mariaa_alistee@mariaa_alistee

Yo viendo la cantidad de deberes y trabajos online que hay para estos días:

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¿Cómo medir qué se ha aprendido en un momento en el que todo ha saltado por los aires y las certezas absolutas están en suspensión? Para Cabeza de Vaca la clave está en cómo se evalúa en este momento: “Hay una desigualdad brutal. Hay alumnos que no pueden hacer esas tareas, porque no tienen ningún ordenador en casa. Por tanto esto pone el acento en qué es la evaluación. ¿Qué es evaluar el proceso educativo? ¿Es mandar tareas y corregirlas? ¿Es comprobar que se ha aprendido algo? ¿Es generar un proceso de investigación autónoma?”.Boj a su vez duda de si esto podría entrar en el currículum, pero tiene claro que es una competencia: “No sé si se llegará a incluir este tipo de aprendizajes en el currículum, pero sí que debería ser parte de la nueva competencia. Evidentemente los estudiantes tienen que desarrollar cómo aprender a aprender. Al fin y al cabo, volvemos a una cuestión muy antigua y es qué te interesa aprender y de qué manera quieres aprenderlo. El papel del docente podría ser el de enseñarte algo que incluso el propio docente no sabe”.

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